viernes, 10 de julio de 2015

Abriendo la Maleta Mexicana, parte 1. Gerda Taro en Quijorna


Ya hace algunos años, concretamente seis, que conocimos la magnífica noticia del descubrimiento de la “Maleta Mexicana”, que guardaba unos rollos fotográficos de incalculable valor histórico y afectivo originarios de tres fotoperiodistas que presenciaron la GCE y se implicaron en ella del lado del gobierno y el pueblo republicano en armas.

Seudónimo Capa

Estos tres fotógrafos fueron “Chim”, André Friedmann y Gerda Pohorylle, o Gerda Taro. Estos dos últimos eran judíos y respectivamente húngaro y alemana. Tenían por tanto sobradas razones personales, además de las políticas, para plantarle cara al fascismo que avanzaba en Europa y estaba siendo combatido en España por el ejército popular. Gerda, de 26 años de edad y André, de 23, estando en España fueron los creadores del seudónimo común a ambos “Robert Capa”, con el que conseguían mejor recepción a sus fotos y noticias en los medios gráficos europeos y norteamericanos, mediante los cuales intentaban denunciar, además de la crueldad de la guerra española, la evidente injerencia en la misma de las potencias fascistas, Italia y Alemania, y la inacción cómplice de los países “democráticos” agrupados en el Pacto de No Intervención, liderado por el Reino Unido, la potencia hegemónica de entonces.

Jornada final de la batalla de Brunete

A Gerda Taro prácticamente la podemos considerar como la primera fotoperiodista que en la historia moderna de la guerra se atrevió a estar y trabajar en primera línea durante los combates, un hecho que, además de preocupar a los oficiales republicanos en cuyas unidades se metía, terminaría por costarle la vida durante la jornada final de la batalla de Brunete. Por la intención y la elección de los protagonistas de sus fotos, Gerda Taro merece ser considerada como una verdadera brigadista internacional, tan valiente y firme en sus convicciones como el que más.

Poco interés

Si ya era bien conocido desde mucho antes de la aparición de la Maleta Mexicana que Gerda Taro - o medio Robert Capa – había estado y había muerto en la batalla de Brunete, la visión de todas las fotografías que ella tomó aquí, además de otra valiosa información, nos permitió conocer mucho más sobre los lugares concretos en los que estuvo y, de una manera más imprecisa, en qué momento de la batalla pudo pisar cada escenario fotografiado. Intentar descubrir estos datos constituye una tarea apasionante, para la que se requiere un buen conocimiento tanto de la evolución de las unidades republicanas y los combates que sostuvieron, como de la geografía y morfología del campo de batalla. Nos parece que el ICP (International Center of Photography, de Nueva York), dueño y administrador de los negativos pertenecientes a la batalla de Brunete, ha hecho un gran trabajo en lo referente a la difusión de los mismos, pero ha fallado clamorosamente en el tema de mostrar interés por la localización física y temporal de lo que aparece en ellos, a pesar de que les ofrecimos en su momento nuestra colaboración. Es ante esta tarea difícil donde tenemos un hueco los investigadores locales y pegados al terreno, los que llevamos años investigando datos vitales para entender esas fotos, datos como por ejemplo, dónde estuvieron los frentes, por dónde pasaban y cuales eran los caminos existentes y cómo eran estos pueblos antes de su destrucción.
A la inacción del ICP se ha sumado el incomprensible desinterés mostrado por las instituciones españolas, especialistas en llegar casi siempre tarde en lo referente a la preservación del patrimonio cultural común. A ellas les correspondía implicarse de lleno en el estudio de estas fotos y en la protección de estos paisajes, pero en su lugar, han tenido que ser las aportaciones de algunos investigadores aficionados las que han atendido esta necesidad de saber. La prueba de esto está en internet.

Iglesia de Quijorna

Nuestro grupo de estudio, Brunete en la Memoria, quiere sumarse ahora a este esfuerzo no institucional de una forma más visible, publicando lo que hemos ido averiguando desde que vimos por primera vez estas fotos.
En esta primera entrega, hemos estado en Quijorna, donde volvimos a enfocar la puerta trasera (N) y la torre de su iglesia desde casi el mismo metro cuadrado en el que se debió situar Gerda al hacer las fotos originales durante la que sería su primera visita al campo de batalla. Estamos convencidos que eso ocurrió durante el día 9 de julio o apenas después. Mediada la mañana de esa jornada de 1937, las fuerzas republicanas finalmente habían podido ocupar Quijorna tras asaltarla durante tres días. La torre de esta iglesia quedaría totalmente destruida en los días siguientes por causa de los bombardeos aéreos y artilleros del ejército franquista en su afán por recuperar el pueblo perdido. Los soldados que aparecen en la puerta de la iglesia seguramente pertenezcan a la 10 brigada mixta de la 46 división, mandada por El Campesino.




Plaza de la 5ª Bandera

Vale la pena mencionar que, lejos de conocerse o valorarse la presencia de Gerda Taro en Quijorna, la plaza que queda detrás de su iglesia todavía se llama de la 5ª Bandera (de Falange) y según nuestros cálculos, el preciso lugar donde ella debió ponerse al sacar una de sus fotos, está ocupado desde los años de la dictadura franquista por un monumento a las tropas “nacionales” que defendieron Quijorna frente al ataque republicano. Este monumento en cierto modo se hizo famoso en 2013 por ser el lugar elegido por el gobierno local (del PP) para hacer un homenaje a esos defensores de Quijorna. lo que tuvo una apreciable repercusión en varios medios españoles e internacionales.


Salvo los muros de la iglesia, el actual pueblo de Quijorna es totalmente nuevo (posterior a la guerra), pero en sus alrededores, el llano, la sierra y el valle del río Perales, mantienen tanto su belleza original como la presencia de muchos discretos restos bélicos que lo convierten en un lugar del máximo interés histórico e ideal para convertirse en el punto de inicio o final de la futura ruta de Gerda Taro, de la que hablaremos más adelante y para la que nos ofrecemos como guías.


Abriendo la Maleta Mexicana, parte 2. Gerda Taro en el río Guadarrama



En nuestra penúltima entrada en este blog, parte de sus fotos muestran al grupo que hicimos la 9ª marcha memorial de la batalla de Brunete cuando estábamos refugiados del sol abrasador bajo los árboles que flanquean el curso del Guadarrama, pegados al puente de la carretera que lleva a Boadilla del Monte.
Recién publicada la nueva guía sobre las BBII (en la batalla de Brunete), no necesitaremos movernos mucho de ese punto del río para volver a hablar de Gerda Taro, una “brigadista” especial, que sin estar encuadrada en ninguna unidad militar concreta, trabajaba para la victoria republicana disparando su cámara de fotos en vez un arma de fuego. Su diana no eran los soldados o las máquinas de guerra del ejército franquista, sino las conciencias de los europeos, que mayoritariamente no veían, o más bien no les dejaban ver, gracias a la “No Intervención” que estaban acercándose peligrosamente al abismo por causa del ascenso y fortalecimiento impunes de los fascismos alemán e italiano, que ya actuaban entonces abiertamente en España.
     Valorando su gran aportación a la causa republicana, que finalmente le costó la vida, volvemos a abrir la Maleta Mexicana para intentar identificar los lugares, los individuos y los grupos que Gerta fotografíó en julio de 1937 y que en muchos casos permanecieron ocultos hasta hace pocos años. Tras haber puesto nuestra atención hace unos meses en las fotos de Quijorna (parte 1), ahora nos centrarnos en las imágenes que parecen haber sido tomadas en el Guadarrama.

     Estamos escribiendo  esto siendo las cuatro de la tarde del seis de julio de 2015. Hace exactamente 78 años, a esta misma hora, el ruido del combate y el olor a pólvora y trilita que se expandía desde Villanueva de la Cañada posiblemente alcanzaba ya el vado del camino vecinal que unía los antes tranquilos pueblos de Brunete y Boadilla del Monte, convertidos a punto de cumplirse el primer aniversario de la guerra en objetivos de una impetuosa ofensiva republicana.
     Según preveían los planes del Ejército de Maniobra, justo 78 años atrás, a esta misma hora las vanguardias de su 15 división ya debían ser dueñas de los vértices de Mosquito y Romanillos, y posiblemente ya también  debían estar dentro de Boadilla del Monte y Villaviciosa de Odón. Nada de eso se pudo conseguir, pero aún así, buena parte de los movimientos que se hicieron para intentar esos avances en dirección Alcorcón  pasaron por el mismo lugar de nuestro reposo a la sombra de los chopos en 2015. Volvemos allí.


Foto 1: Esta primera fotografía evidentemente no es de Gerda Taro. Fue hecha desde un aparato alemán, italiano o español perteneciente al campo sublevado y que cumplía una misión de observación (y posiblemente también de ametrallamiento o bombardeo) sobre la zona republicana cercana al frente. Lo que podemos ver desde una perspectiva vertical es el vado del Guadarrama que ocuparon y cruzaron repetidas veces las fuerzas de la XV brigada internacional entre los días 7 y 23 de julio. Las órdenes republicanas que se refieren a este lugar del río hablan tanto de puente como de vado, y la razón de este equívoco sería que ese era históricamente un vado, pero seguramente antes de comenzar la guerra, existía allí un puente en construcción, del que solo se habrían podido terminar los basamentos de los extremos y quizás algún pilar intermedio. El verano de 1936 seguramente vio detenerse las obras, que posiblemente algunos mapas ya daban por concluidas. Esos mismos pilares, quizás mejorados años después, serían los que permanecen ahora junto al puente nuevo, más práctico que el que estaría construyendo la República en los años 30, pero también mucho más feo e impersonal.





Fotos 2 y 3: No tenemos una seguridad total, pero después de darle muchas vueltas y pasar tiempo observándolas, estamos convencidos que estas dos fotos corresponden al mismo vado del Guadarrama del que hablamos antes, o a algún punto cercano. Ningún arroyo o río que no fuese el Guadarrama debía tener agua entonces en pleno julio, y en el caso de este último, ese verano permanecían solo charcos en lugar de caudal (ya que, aunque llovía más que ahora, las precipitaciones eran también muy estacionales y no existían embalses: la presa del El Gasco nunca funcionó y Molino de la Hoz es posterior a la guerra). Los árboles que se ven al fondo serían los altos pinos que abundan en la base del cerro Mosquito, que ya estaban allí. Esta foto podría haber sido tomada durante la segunda visita de Gerda Taro a este campo de batalla, posterior al día 14 de julio (en esa fecha ella habría estado en París). De ser así, los soldados que aparecen en las fotos pertenecerían a las brigadas XV o 16, las únicas presentes en esa zona mediada la batalla. La 16 estaba en primera línea y la XV replegada sobre el valle del Guadarrama, descansando y en situación de reserva entre la confluencia con el Aulencia y el propio vado del que hablamos.




Fotos 4, 5, 6, 7 y 8: Estas fotos, que en el rollo de negativos están pegadas a las anteriores (indicando que fueron tomadas a continuación) muestran a un mismo grupo de soldados con aspecto extranjero descansando en un lugar sombreado, bajo árboles que por su porte seguramente son de ribera, por lo que deducimos que están cerca del río Guadarrama. En tres de estas fotos vemos al periodista Fred Pitcairn (con seudonimo Claud Cockburn) del periodico del Partido Comunista Británico el Daily Worker, y a Fred Copeman, oficial del batallón Británico de la XV brigada internacional. Entre los días 14 y 22 de julio la XV brigada (y nominalmente también la XIII) fue replegada de la primera línea sobre Romanillos - Mosquito y establecida como unidad de reserva del XVIII cuerpo de ejército, ocultándose de las vistas del enemigo sobre la orilla O del Guadarrama, donde sus hombres podían recuperar fuerzas y, si era necesario, desplazarse rápidamente a cualquier punto del frente que les correspondía reforzar, como así pasó en varias ocasiones. En todas estas fotografías se percibe un ambiente distendido que en parte parece motivado más por la presencia de la atractiva Gerda Taro que por la amabilidad de la situación que estos hombres estaban viviendo.